En un mundo feliz, mi espectáculo no tendría sentido

Martín Bossi se acerca al final de la gira internacional de espectáculo Bossi Live Comedy, que lo llevó a recorrer los Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda y España, tras haber estado en cartel durante cinco meses en Buenos Aires.
El actor y músico realizará en Madrid el último show el 20 de junio en el teatro EDP Gran Vía, luego de haber pasado por Sevilla, Valencia, Alicante Mallorca, Barcelona y Bilbao. Antes de recalar en la capital española, el comediante dio detalles de lo que verá el público sobre el escenario.

 

 

¿Cómo definiría el Bossi Live Comedy?
Este show es para abrazarse, para estimularse, para revelarse ante la locura que hay en el mundo, donde no quieren que nos amemos. Es un espectáculo de política, pero no partidaria sino social. Es dramático desde que arranca hasta que termina, pero la gente se ríe todo el tiempo porque es la mejor manera de descomprimir la angustia. Es tan duro lo que cuento, lo que canto y cómo lo hago que se ríen todo el tiempo, como una forma de hacer catarsis.

¿Qué diferencia tendrán los shows con el que se vio en la Argentina?
No tuve que cambiar una palabra para que me entiendan en Inglaterra, Irlanda y España, con un público que habla castellano. Eso es maravilloso. Soy un argentino que me subo a un escenario hablando como un argentino y cuento cómo veo el mundo, el amor, la música, este momento de decadencia cultural y de violencia desde mi país. No hablo ni en neutro ni hago cambios para parecer nada. El que quiere disfrutar lo que he aprendido va a tener que entenderme así.

 

 

Hace unos años estuvo en España ¿Qué recuerdos le quedan?
Vine a Madrid y tuve un montón de problemas porque algunas palabras no se entendían. Ahora, no me pasó, porque el mundo está tan globalizado que es como si fuera todo un solo país. No creo en las fronteras, entonces para mí somos lo mismo con otros modismos. Gracias a Dios la globalización logró esto, aunque estoy muy desacuerdo en algunas cuestiones, porque nos trata a todos por igual, con lo que perdimos las especificidades. La aventura de esta vida es ser uno mismo.

El show tiene que ver con rituales que se han perdido en la sociedad ¿Este proceso se ha dado igual en los países que ha recorrido?
Todos estamos atravesados lo mismo, porque hablamos del amor. ¿Te crees que acá en España no le tienen miedo al abandono, a la muerte, al amor? ¿No saben que existió Freddie Mercury y John Lennon, aunque ahora te venden a ciertos cantantes? Si hablamos de la adicción a las series o a TikTok ¿no es algo que nos pasa a todos? Estamos en un mundo violento e individualista. Acá, están un momento muy especial porque se está votando por el tema de la amnistía. Es de locos lo que pasa en el mundo. Es un espectáculo triste el que hago. En un mundo feliz, no tendría sentido.

 

 

¿Cómo fue el trabajo para armarlo?
A veces, la gente se piensa que baja un ángel que me trae un texto y que hago las cosas porque soy un genio. Es un trabajo muy grande. Los espectáculos no se escriben de un mes para el otro. Este se gestó durante dos años. Hay un autor que trabaja conmigo hace años y me dirige. Él me propone conceptos, viene manejando mi artística hace años, es un maestro, un coach que me fue llevando hasta este punto. Esta obra no la puede hacer nadie salvo yo porque la armé para mí. Es como veo el mundo, es muy personal.

En sus espectáculos, la música tiene mucha importancia ¿cómo maneja ese aspecto?
Tengo una intuición con la música porque soy músico. Para mí el humor, la comedia es música. Tengo la melodía de la risa. Sé cuándo va un monólogo y cuando viene la risa, porque es una melodía. El humor es una partitura al que se le suma el sentido común. Cuando me acuesto y miro Madrid por la ventana, para mí es música, una canción de Joaquín Sabina.

¿Cómo se adapta su humor cuando sale de la Argentina?
Pensaba antes de llegar acá que quizás no se iba a entender, pero el mundo se ha globalizado. Nos reímos de lo mismo, somos adictos a las redes y manipulados por ellas, de la misma manera que somos víctimas de gobiernos que nos manipulan y no nos dan lo que necesitamos. Estamos un poquito resentidos, enojados, divididos. Quizás, con tantos años de estudio estoy siendo mucho más claro en el humor. Estoy mucho en contacto con la gente y puedo observar mucho más francamente todo y saber qué los puede hacer reír o sufrir. En realidad, no soy cómico, sino trágico. La gente se ríe de la tragedia que cuento. La verdadera comedia y el drama están a un segundo.

 

Por Hernán Dobry