Francisco denunció que la guerra es una derrota para la humanidad que genera víctimas inocentes

El papa Francisco denunció hoy que la guerra en curso en Ucrania y el resto de los conflictos a nivel mundial son “una derrota para la humanidad” que generan “víctimas inocentes”, al tiempo que reconoció que la salida de la pandemia “no es la que esperábamos”.

“Fuimos testigos del inicio de otro azote: una nueva guerra, en parte comparable a la de la Covid-19, pero impulsada por decisiones humanas reprobables”, lamentó el pontífice en el mensaje dedicado a la Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el 1 de enero y que fue presentado hoy por el Vaticano.

“La guerra en Ucrania se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad, no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada e indiscriminada hacia todo el mundo”, indicó el Papa.

“También afecta a quienes, incluso a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales, basta pensar en la escasez de trigo y los precios del combustible”, agregó Jorge Bergoglio en el escrito que lleva por título “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el Covid-19 para trazar juntos caminos de paz”.

En el mensaje, el Papa reconoce que el estado actual del mundo muestra que “ciertamente, esta no es la era post-Covid que esperábamos o preveíamos”.

“De hecho, esta guerra, junto con los demás conflictos en todo el planeta, representa una derrota para la humanidad en su conjunto y no sólo para las partes directamente implicadas”, denunció en ese marco.

Para el Papa, “aunque se ha encontrado una vacuna contra la Covid-19, aún no se han encontrado soluciones adecuadas para la guerra”, por lo que “el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado”.

En un mensaje en el que convoca a los habitantes del planeta a ser “artesanos de paz”, llama también a la humanidad a “retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza; cuidar de forma conjunta nuestra casa común y aplicar medidas claras y eficaces para hacer frente al cambio climático”.

En sus pedidos, Francisco pide una movilización para “luchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades”.

“El escándalo de los pueblos hambrientos nos duele. Hemos de desarrollar, con políticas adecuadas, la acogida y la integración, especialmente de los migrantes y de los que viven como descartados en nuestras sociedades”, denunció en esa dirección.

El marco de la crítica papal a la guerra y a la salida de la pandemia es que “las diversas crisis morales, sociales, políticas y económicas que padecemos están todas interconectadas, y lo que consideramos como problemas autónomos son en realidad una causa o consecuencia de los otros”.

“No podemos olvidar cómo la pandemia ha tocado la fibra sensible del tejido social y económico, sacando a relucir contradicciones y desigualdades”, sentenció luego Francisco, que mañana cumplirá 86 años, a tres meses del décimo aniversario de su elección que se celebrará el próximo 13 de marzo.

La situación mundial, para el Papa, “ha amenazado la seguridad laboral de muchos y ha agravado la soledad cada vez más extendida en nuestras sociedades, sobre todo la de los más débiles y la de los pobres”, por lo que invitó a pensar “en los millones de trabajadores informales de muchas partes del mundo, a los que se dejó sin empleo y sin ningún apoyo durante todo el confinamiento”.

En otra crítica a la coyuntura mundial, Francisco admitió que “la fe depositada en el progreso, la tecnología y los efectos de la globalización no sólo ha sido excesiva, sino que se ha convertido en una intoxicación individualista e idolátrica, comprometiendo la deseada garantía de justicia, armonía y paz”.

“En nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y generan violencia e incluso guerras”, sostuvo en esa línea.

 

 

 

 

Fuente: Télam.