Maduro controla la comida navideña y fuerza a los ciudadanos a agradecerle

Cada vez es más difícil que los venezolanos puedan sentarse ante una típica mesa de Navidad. Las promesas incumplidas y los extraños perniles que llegaron desde Rusia.

Promesas de entrega de comida que no se cumplen; perniles en mal estado; mesas vacías. Las fiestas de fin de año suelen ser una oportunidad para que familias y allegados se reúnan y compartan un banquete e intercambien regalos. Sin embargo, este no es el caso en la Venezuela, donde la época funciona para dejar en evidencia las carencias que atraviesa la gran mayoría de la población y al mismo tiempo mostrar una de las caras más crueles del régimen.

Uno de los puntos que grafica de manera más clara la situación que atraviesan millones de venezolanos en Navidad es la imposibilidad que tienen para acceder al pernil de cerdo, el típico plato principal festivo en el país junto con la hallaca, un tamal de maíz relleno con carne de res, pollo, aceitunas y uvas pasas. Dada la dramática crisis económica, el producto no puede conseguirse por razones de desabastecimiento o económicas: su costo en el mercado supera ampliamente la capacidad de compra de la población.

El régimen ha buscado aprovechar esta situación para beneficio propio. Pese a que en 2018 Maduro había asegurado que no se importaría más pernil, sino que se produciría en el país, meses después anunció que el producto sería comercializado desde Rusia, uno de los pocos países dispuestos a tratar con Caracas, y solo en condiciones extremadamente favorables. En total arribaron al país 13.500 toneladas del producto para distribuirlo entre los ciudadanos. ¿El costo? 11 millones de euros.

Pero esos cortes cuentan con una dudosa procedencia. Una de las regiones de donde proviene la carne -sobre todo Bélgorod- han padecido el virus de la peste porcina africana. La ciudad es fronteriza con Ucrania y registra un largo historial sobre este mal. Desde 2013 se detectaron focos del virus que afectan la producción, de acuerdo a datos aportados por el Ministerio de Agricultura ruso. Igualmente, continuaron con la faena y la exportación.

Durante los últimos días se denunció además cómo los agentes entregan los perniles de manera discrecional, lo que en muchos casos implica que la mayoría no lo obtenga; y que los que sí lo hacen reciban un producto de calidad cuestionable. Además, de acuerdo a denuncias de políticos y dirigentes opositores distintas personas fueron forzadas a agradecer a Maduro su generoso gesto navideño.

En el estado de Miranda, por ejemplo, solo recibieron sus cortes aquellos que hayan participado en la consulta popular sobre la entrega del poder a los Consejos Comunales. Y los CLAP, de pura cepa chavista, exigen el llamado “carnet de la patria” para autorizarla.

No obstante, aquellos que efectivamente obtienen el producto no tienen la garantía de poder consumirlo, o que siquiera sea un pernil. Además de el peligro de consumir un producto de dudoso origen, distintos medios nacionales recibieron imágenes que muestran que en muchos casos lo que se entrega es paleta de cerdo.

El diputado de la Asamblea Nacional por el estado de Zulia, Edwin Luzardo, publicó un video que muestra cómo, luego de descongelar el trozo de cerdo, este revela estar en un estado de descomposición tal que dos larvas comienzan a reptar sobre él. “Miren lo que sale del cochino que nos acaban de dar. Están vivas, miren como se están moviendo”, dice la mujer que filmó el video.

De esta manera, el escenario recuerda a 2017 y 2018, cuando miles de personas dependientes del régimen protestaron en distintas ciudades a lo largo del país luego de que la promesa de entregarles el alimento fuera incumplida.