Lula visita a Biden convertido en líder global y para relanzar la relación de Brasil con EEUU

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, partirá mañana a Washington para realizar su primera visita oficial a Estados Unidos y mantener el viernes un encuentro con su par Joe Biden, con una agenda de temas que van desde el comercio, la guerra en Ucrania, el cambio climático o la situación en América Latina, pero también parar retomar una relación de alto nivel que había sido relegada por el exmandatario Jair Bolsonaro cuando abandonó el poder su aliado Donald Trump.

“Dos de las democracias más grandes del mundo, Brasil y Estados Unidos, enfrentan desafíos similares relacionados con la radicalización política y el discurso de odio en el espacio virtual”, señaló hoy un comunicado de la Presidencia brasileña.

Lula, quien accedió el 1 de enero a la presidencia de Brasil por tercera vez, llegará a Estados Unidos convertido en “líder global”, como lo calificó la nueva embajadora estadounidense en Brasilia, Elisabeth Bagley, o como “el presidente al que todos quieren encontrar”, en palabras del vicepresidente brasileño Geraldo Alckmin.

Lula encontrará en el presidente de Estados Unidos, segundo socio comercial de Brasil desde 2009 tras haber sido superado por China, a un aliado en la lucha contra la extrema derecha bolsonarista.

Tras el balotaje del 30 de octubre, Biden reconoció esa misma noche la victoria del líder del Partido de los Trabajadores como una forma de evitar una no aceptación del resultado por parte del ultraderechista Bolsonaro.

El propio mandatario brasileño dijo a periodistas que abordará ante Biden los embargos económicos de EEUU contra Cuba y Venezuela, como lo hizo durante sus anteriores mandatos (2003-2010) tanto con George W. Bush como con Barack Obama.

Lula anticipó que su respuesta será negativa en caso de que Biden busque, como lo hicieron el jefe de Gobierno alemán, Olaf Scholz, y el mandatario francés, Emmanuel Macron, que Brasil participe de manera directa o indirecta en la guerra de Ucrania.

A la vez, dijo que propondrá crear foros internacionales sobre el cambio climático y también sobre la regulación del discurso de odio en las redes sociales, alimento electoral de la ultraderecha en su país.

La visita de Lula llegará a un mes y dos días de la intentona golpista del 8 de enero por parte de los seguidores de Bolsonaro que no admiten la victoria de Lula, en un espejo tropical de lo ocurrido en enero de 2021, cuando los trumpistas invadieron el Capitolio desconociendo la victoria de Biden.

Este año se cumplirán dos siglos de relaciones entre Brasil y Estados Unidos y la ocasión será también festejada por Lula, de 77 años, y Biden, con 81.

“Será un ‘reset’ de una relación que estuvo en ‘baño maría’ desde que Biden asumió el poder” en enero de 2021, dijo el diplomático Michel Arslanian al comentar el viaje de Lula durante un encuentro con la prensa en el Palacio de Itamaraty.

La peculiaridad de la visita podrá encontrarse en que en territorio estadounidense estará el expresidente Bolsonaro, quien pidió una visa de turista para permanecer al menos seis meses más en Orlando, Florida, en la casa de un empresario de Artes Marciales Mixtas (MMA) donde reside desde que decidió abandonar Brasil el 30 de diciembre, dos días antes de terminar el mandato.

Lula, quien en 2010 fue calificado por Obama como el “presidente más popular de la Tierra”, intentará posicionarse junto con Brasil en una agenda de lucha contra la extrema derecha, las “fake news” y la pobreza mundial, pero también colocando a su país como un líder regional latinoamericano y una potencia climática, con nuevas políticas para la preservación de la selva amazónica.

“También en el centro de la agenda: la reactivación del compromiso brasileño con la conservación del medio ambiente y la búsqueda de un mayor compromiso de los países desarrollados en el cumplimiento de sus compromisos de financiación en el área climática. En el ámbito económico, se trabaja para impulsar las inversiones, particularmente en transición energética y generación de energía limpia, y una mayor integración de las cadenas productivas”, indicó el comunicado brasileño.

Según la agenda divulgada por el Palacio del Planalto, Lula se reunirá a las 17 (hora Argentina) con Biden el viernes y antes visitará al senador demócrata Bernie Sanders, del ala izquierdista del partido gobernante, y a representantes de la Federación Estadounidense Laborista y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO)

Durante su estadía, que terminará el sábado por la mañana, Lula se alojará en la Blair House, la residencia oficial para visitantes de Washington.

La relación de Biden con la izquierda en Brasil terminó en forma tortuosa cuando era vicepresidente de Obama y tuvo que pedir perdón por el espionaje que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) hizo contra el ipad y los teléfonos de la entonces presidenta Dilma Rousseff en 2012, además del robo de informaciones de Petrobras, que dos años después comenzó a ser objeto de investigación por corrupción.

O, en el caso de Lula, porque su proceso en la Operación Lava Jato estuvo marcado por las ilegalidades cometidas por la fiscalía de Curitiba y el exjuez Sérgio Moro, que pasaban informaciones de Petrobras sin autorización de la Cancillería al Departamento de Justicia de Estados Unidos en la gestión de Obama.

“Es una visita necesaria, independientemente del rol histórico negativo de Estados Unidos en la región latinoamericana. Brasil tiene que tener excelentes relaciones tanto con Estados Unidos como con China. Es fundamental tener una relación de país soberano y esa es la diferencia de Lula con la anterior política externa bolsonarista”, dijo a Télam el geógrafo Elías Jabbour, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ).

Para el académico, “Brasil debe pensar en sus intereses estratégicos con la vuelta al mundo de la mano de Lula”.

En ese sentido, apuntó que “el precio para la vuelta al escenario internacional de Brasil es la reindustrialización”.

Según Jabbour, Brasil “será visto” como una “amenaza” hacia Estados Unidos siempre que tenga gobiernos con política externa independiente.

“Recordemos el lawfare que sufrió Lula y el rol del Departamento de Justicia durante la prisión de Lula, alimentando de informaciones a la Operación Lava Jato”, apuntó.

Este miércoles, en un acto en el Palacio del Planalto, el vicepresidente Alckmin recordó que Lula “puso de nuevo a Brasil en el mundo”, al recordar la visita oficial realizada en enero a la Argentina para reunirse con el presidente Alberto Fernández, el regreso de Brasilia a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la gira que hizo por Uruguay para reforzar el Mercosur.

“En los últimos días, Estados Unidos retiró a Brasil de la lista antidumping de exportaciones de acero, una medida que ayudará mucho a las exportaciones brasileñas”, recordó Alckmin, también ministro de Industria.

Después de visitar EEUU, Lula pretende viajar en marzo a China a reunirse con su par Xi Jinping, a quien dijo le propondrá asumir el liderazgo para intentar un acuerdo de paz con Rusia para la guerra de Ucrania.

 

 

 

 

 

Télam (Pablo Giuliano, corresponsal)