Francisco criticó al “fundamentalismo que no puede aceptar la pacífica convivencia” en Irak

El sumo pontífice inicia este viernes en Irak una visita histórica en medio de altas medidas de seguridad y la pandemia, en un país martirizado donde espera reconfortar a una de las más antiguas comunidades cristianas del mundo, destruida por los conflictos y las persecuciones.
El Papa de 84 años, que aseguró que realizará esta primera visita de un papa a Irak como “peregrino de la paz”, tenderá también la mano a los musulmanes chiitas en un encuentro con el gran ayatolá Ali Sistani, la máxima autoridad religiosa para los adeptos de esta rama del islam.

Durante esta visita de cuatro días por varias ciudades , el papa estará solo en las carreteras arregladas para esta ocasión debido a un confinamiento total decretado en el país donde el número de casos ha batido esta semana un récord desde el inicio de la pandemia de covid-19, con más de 5.000 contagiados diarios.

El jefe de los 1.300 millones de católicos del mundo, que se siente “enjaulado” en los últimos meses en un Vaticano a cámara lenta por el covid-19, iniciará en vehículo blindado un viaje sin gente, “virtual” para los iraquíes que lo seguirán por televisión, y principalmente por aire. El helicóptero o el avión papal sobrevolará a veces zonas donde se esconden todavía yihadistas del grupo Estado Islámico (ISIS).

Las etapas en las cuatro esquinas del país reunirán solo a unos centenares de personas, con excepción de la misa del domingo en el estadio de Erbil, en el Kurdistán, en la que participarán varios miles de fieles que han reservado su plaza con antelación.

El programa papal es ambicioso. Bagdad, Nayaf, Ur, Erbil, Mosul, Qaraqosh: del viernes al lunes va a recorrer 1.445 km en un país que el miércoles fue golpeado por disparos de cohetes, último episodio de las tensiones irano-estadounidenses que siguen latentes en Irak.

Este primer viaje al extranjero en quince meses permitirá al papa ir al encuentro de una pequeña comunidad de fieles en las “periferias” del planeta, que es lo que más le gusta.

Como siempre lo hace, Francisco empezará el viernes con un discurso ante los dirigentes iraquíes. Más allá de las dificultades de seguridad o económicas que sufren los 40 millones de iraquíes, hablarán sin duda del traumatismo adicional de los cristianos.