Gabriel Levinas: “No poder discutir es un síntoma de debilidad”

El periodista pasó por los micrófonos de Eco Medios en el programa “Voces y memorias”, donde habló de la revolucionaria revista de los años 80 “El Porteño” de la cual es uno de los fundadores, su relación con ‘Madres de Plaza de Mayo’ y la necesidad de poder intercambiar ideas.

  • ¿Cómo fue cambiando la revista  “El Porteño” desde que la fundaste?
  • “Se convirtió en una revista política por lo que estaba pasando en el momento, no podías ser ajeno a todo lo que había ocurrido: las violaciones a los derechos humanos, la libertad de prensa. Tenía una concepción de la cultura distinta a la que existía, que era una cosa más solemne, era el Colón, la literatura. Pensamos en algo mucho más abierto”.

Para él, el objetivo de us publicación estaba en mostrar cosas que no se divulgaban, muchas por intereses ambiciosos. “Impedir el acceso de la gente, de la sociedad a temas que de última le competen es una forma de tener poder”.

También, comentó una particularidad que hoy en día sería bastante polémica, pero que muestra por otro lado lo de adelantados que estaban con su trabajo. “Hebe de Bonafini un día me vino a ver y me dijo textual que si no sacaba a “los putos” de la revista ella retiraba su columna y lo hizo, se fue”. Y reafirmó que “las Madres de Plaza de Mayo se fueron de “El Porteño” porque no querían que esté la columna de los homosexuales”.

  • ¿En qué no coincidís con las Madres?
  • “No podés reivindicar la lucha de un tipo que le quita la libertad a otro porque piensa que tiene derecho a hacerlo, porque cree que su posición política justifica el asesinato. Nadie puede ser juzgado por un militar con una pistola en la mano, pero de ahí a que vos termines justificando el accionar de pibes que realmente metieron la pata es una gran diferencia”.

Gabriel recordó las motivaciones que lo llevaron a formar la revista al contar que “quería salir en contra de la guerra, no porque no me parece que las Malvinas no sean argentinas sino por la locura que significa la guerra de la mano de los represores hijos de puta. A ellos no les importaba la guerra, era solo poner la atención para afuera para distraer de los problemas económicos que ellos mismos habían generado”.

En cuanto a las publicaciones que aparecían, si bien tenían una orientación, había ciertas libertades. “A mí no me importaba si vos pensabas distinto que yo, si era inteligente la nota iba igual”.

Siguiendo en los pensamientos, entiende que: “Es un síntoma de debilidad el no poder sentarse a discutir. No tengo problema, no es contagioso y si hay una parte que es contagiosa del pensamiento del otro es porque esa parte será buena. Cuando estás seguro de lo que estás pensando, estás tranquilo con lo que sabés, el otro puede pensar lo que quiera”.

hernandobry.com

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